CAMBIOS EN ORGANIZACIÓN SOCIO-FAMILIAR Y DESEMPEÑO ACADÉMICO EN ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA LA MOLINA



Julio Chávez Achong
Universidad Nacional Agraria La Molina, Departamento Académico de Sociología Rural, Perú.
jcha@lamolina.edu.pe
https://orcid.org/0000-0002-3808-3572




Juan Gómez de la Torre Barúa
Autor de correspondencia. Universidad Nacional Agraria La Molina, Departamento Académico de Sociología Rural, Perú.
juangomez@lamolina.edu.pe
https://orcid.org/0000-0001-9295-3244



RECIBIDO: 13/11/2022

ACEPTADO: 24/07/2023

PUBLICADO: 15/09/2023



Cómo citar: Chávez Achong, J.; Gómez de la Torre Barúa, J. (2023). Cambios en organización socio-familiar y desempeño académico en estudiantes de la Universidad Nacional Agraria La Molina. Telos: Revista de Estudios Interdisciplinarios en Ciencias Sociales, 25(3), 599-616. https://doi.org/10.36390/telos253.04


RESUMEN


Los efectos del SARS-CoV-2 transformaron la cotidianeidad de jóvenes universitarios pertenecientes a la Universidad Nacional Agraria La Molina, en Lima, Perú. En este escenario, algunos docentes consideraron necesario conocer estos efectos a fin de proponer respuestas que mejoren su inclusión en esta nueva etapa de su vida académica. El estudio propuso analizar cómo sus dinámicas familiares y académicas fueron alteradas por las intervenciones gubernamentales impuestas al inicio de la pandemia. Frente a contextos familiares diversos en la ciudad de Lima (y otras partes del Perú), cada joven tuvo que enfrentar un proceso de adaptación a la vida familiar y académica, de acuerdo a sus posibilidades. Se parte de un estudio cualitativo exploratorio, llevándose a cabo grupos focales que recopilaron información sobre las alteraciones en sus dinámicas familiares y académicas. De los resultados obtenidos destacan que la mayor parte de los entrevistados sufrieron altos niveles de estrés, siendo el “estrés académico” el elemento de mayor relevancia identificado. Los entrevistados relatan que los múltiples estresores identificados influenciaron su toma de decisiones, afectando directamente su estancia en la propia universidad, donde la de deserción de estudios fue considerada como una opción. En contraparte, se priorizaron las (nuevas) dinámicas familiares producto de la pandemia, en algunos casos en detrimento de su bienestar académico.


Palabras clave:
Pandemia; Enseñanza Superior Pública; Efectos En Las Actividades Estudiantiles; Efectos En Roles Familiares; Covid-19.

 

Changes in socio-family organization and academic performance of students in the Universidad Nacional Agraria La Molina

 

ABSTRACT


The effects of SARS-CoV-2 transformed the daily lives of young university students belonging to the National Agrarian University of La Molina, in Lima, Peru. Within this scenario, a group of teachers considered it necessary to know what these effects were to propose answers that could improve their inclusion in this new phase of their academic life. The study proposed to know how their family and academic dynamics were altered by government interventions imposed at the beginning of the pandemic. Faced with diverse family contexts in the city of Lima (and other parts of Peru), each young person had to face a process of adaptation to family and academic life according to their possibilities. From an exploratory qualitative study, focus groups were conducted and collected information on the alterations in their family and academic dynamics. From the results obtained, it shows that most interviewees suffered from high levels of stress, where "academic stress" was the most relevant feature identified. The interviewees report that the multiple stressors identified influenced their decision-making, directly affecting their stay at the university itself, where dropping out of studies was considered an option. In contrast, the (new) family dynamics resulting from the pandemic were prioritized, in some cases to the detriment of their academic well-being.


Key words:
Pandemic; Higher Level Public Education; Effects On Student Activities; Effects On Family Roles; Covid-19.

 

Introducción


La pandemia originada por el SARS-CoV-2 afectó de muchas formas a la sociedad peruana; entre los sistemas afectados, el de la educación superior universitaria. Por ejemplo, los estudiantes se han tenido que adecuar a la enseñanza remota; sus familias se enfrentaron a los exigentes desafíos económicos que la pandemia trajo; y, a su vez, implicó cambios en los roles de sus integrantes, afectando directamente el proceso de aprendizaje del alumnado universitario.


A pesar de lo radicales que son estas modificaciones y de su efecto en jóvenes que transitan a una fase de su socialización, al ser recién ingresantes a la vida universitaria (la mayoría habían ingresado en el semestre 2020-I, que se inició en septiembre del mismo año), en la que se espera reforzar capacidades de autonomía, es poco lo que se conoce sobre cómo perciben, cuáles son sus expectativas, cómo se enfrentaron emocionalmente a estos cambios y qué piensan sobre sus nuevas ocupaciones.


En la rapidez de la adecuación a la enseñanza remota, las universidades pusieron el acento en la capacitación tecnológica de docentes y estudiantes para el uso de plataformas virtuales. Por un lado, no todas las universidades contaban con las condiciones técnicas requeridas y no todos los estudiantes tenían acceso a los equipos necesarios, lo que también se convirtió en un factor que abonaba al bajo desempeño académico y, a su vez, a la deserción de los estudios. La adecuación técnica de emergencia descuidó, de alguna manera, el seguimiento sobre aquello que cambiaba en las condiciones familiares y procesos de aprendizaje de los estudiantes. Dicho de modo muy grueso, la preocupación por las herramientas soslayó la preocupación por las personas.


En ese marco, se ha considerado importante aportar al debate académico en estos temas poco abordados hasta el momento, con base en algunos hallazgos en una universidad pública, la Universidad Nacional Agraria La Molina —en adelante UNALM—. Es una universidad pública con 5,700 estudiantes matriculados. En el primer semestre del año 2020, como resultado de haber calificado mediante el examen de ingreso, se incorporaron 300 nuevos estudiantes a los Estudios Generales. Se trata de un número significativo que se inicia en los estudios superiores, careciendo en esta oportunidad, por las circunstancias anotadas, de un proceso propedéutico apropiado para el momento, justo cuando quienes ingresaban debían experimentar el cambio del estilo de autoridad dirigida de tipo escolar, hacia uno que fomente el autoestudio.


La asignatura Geometría, de la Facultad de Ingeniería de LUZ, está ubicada en el primer semestre, y comprende el estudio de la geometría métrica y analítica del plano; además hace énfasis en el uso del razonamiento formal y sistemático para la resolución de problemas. Asimismo, la geometría es una parte importante de la cultura del hombre, es considerada como un mecanismo utilizado para encontrar soluciones a los problemas más comunes de quienes la han aplicado en su vida, pues, entre otros usos, facilita la medición de estructuras sólidas reales, tanto tridimensionales como superficies planas y es bastante útil para la realización de complejas operaciones matemáticas.


El estudio cualitativo que se llevó a cabo, se guio de dos preguntas principales: ¿Qué cambios internos procesan las familias de los estudiantes, y qué nuevos roles asumen estos? ¿Qué cambios en los procesos y técnicas de aprendizaje pudieran incidir en el desempeño académico de los recién ingresantes, según la percepción de los propios estudiantes? El objetivo determinado para esta investigación fue la de analizar cómo las dinámicas familiares y académicas de estudiantes de primer año de la Universidad Nacional Agraria La Molina, en Lima Perú, fueron afectadas por las medidas adoptadas por el gobierno central en respuesta a la llegada del SARS-CoV-2 al Perú. La relevancia de estas indagaciones estriba en que la UNALM no se preparó adecuadamente para enfrentar una situación como la pandemia, no solo desde lo tecnológico, sino también desde lo humano. Se priorizó la herramienta y no hubo un mayor apoyo hacia este proceso de transición social que muchos y muchas estudiantes vivieron, como recién ingresantes. En ese sentido, la vida académica que ellos estarían elaborando se ha visto drásticamente afectada, donde un halo de desconocimiento influyó en las decisiones que la institución tomó, para ayudar a que los estudiantes se enfrenten a los cambios ya en desarrollo.


Revisión de Literatura


El virus del SARS-CoV-2 se detectó en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei en China, a fines del 2019. Las autoridades sanitarias chinas alertaron a la Organización Mundial de Salud (OMS, 2020) unas semanas después, mediante comunicados donde estimaban haber encontrado una forma diferente de neumonía, una enfermedad que bautizaron como el Coronavirus Disease 2019 (COVID-19). La enfermedad ya se encontraba en múltiples pacientes en la ciudad. La rapidez con que llegó el aviso permitió que la OMS pudiera entregar información actualizada a científicos alrededor del mundo, abriendo las posibilidades para consensuar respuestas inmediatas a esta nueva enfermedad.


Esto permitió desarrollar estudios para, por ejemplo, dar cuenta del origen de este nuevo coronavirus, similar a los virus de tipo SARS-CoV que desató la epidemia del SARS en China, entre los años 2002 y 2004 (Ye et al., 2020, p.3). Una vez designado como pandemia por la OMS el 11 de marzo del 2020 (Organización Panamericana de la Salud [PAHO], 2020), se tenía pleno conocimiento que el virus había llegado a casi todos los rincones del mundo. El Perú confirmó su primer caso días antes, el 05 de marzo del 2020, motivando una serie de acciones que el gobierno de turno tomó para contrarrestar su avance en nuestro territorio: cuarentena para casi toda la población, a nivel nacional; aumento de gasto en equipos médicos necesarios para combatir la enfermedad; y el cierre de aquellos sectores o áreas considerados como no necesarios para sostener la vida social (educación, eventos artísticos, comercio de productos que no eran de primera necesidad, entre otros más).


Los efectos sobre la vida de muchas personas no se dejaron esperar: el año 2020, para muchas de las economías de Latinoamérica, mostró un desplome en diferentes actividades productivas: turismo; eventos sociales y culturales; y el comercio exterior (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], 2020). Por supuesto que otras actividades también sintieron el impacto: el sector de salud pública del Perú no contaba con suficientes camas UCI, para cuando la pandemia arribó; por el contrario, el gasto en varias clínicas privadas se incrementó de manera abrupta.


Probablemente uno de los sectores más golpeados fue el de Educación (Banco Mundial [BM], 2020), donde el gobierno decidió cerrar todas las instituciones educativas a nivel nacional, sin tener certeza aun cuándo sería el retorno al aprendizaje presencial. De un momento a otro, la totalidad del alumnado a nivel nacional se vio en la necesidad de adaptarse y adoptar un aprendizaje virtual. Este cambio generó una serie de transformaciones, por lo regular más percibidos con elementos de orden tecnológico (Agencia peruana de Noticias [Andina], 2020); y otras no tanto: los niveles de estrés de muchos estudiantes, ya conocido como estrés académico, se vio afectada por esta nueva dinámica educativa. Muchos estudiantes no contaban con acceso a los medios para desarrollar clases virtuales, menos aún el conocimiento de los mecanismos disponibles para ello (Urrutia, Burga, Collantes y Cuenca, 2020, p. 79).


Reproducción Familiar y Roles de Género


Como parte de este proceso de virtualización, también muchos estudiantes y sus familias se vieron en la necesidad de asumir nuevos roles, una vez inmersos en las cuarentenas; o también cambiar la designación de los mismos, al interior del grupo familiar. Desde hace varios años, la reproducción de roles en el seno familiar ha estado bajo una tensión constante, generando cambios en cómo se van concibiendo y otorgando estos roles al interior de cada grupo familiar (Castells, 1999, p. 38).


Es en el seno de la familia donde la sociedad interpela a los individuos mediante caracterizaciones basados en su sexo: este es el contexto donde el género se desenvuelve (Cavagnaud et al., 2014, p. 16). Junto a las estructuras que el elemento biológico del sexo permite a la sociedad identificar en los sujetos (macho o hembra), el género viene apareado de una serie de preconcepciones que delimitan el actuar de las personas: la sociedad espera que, por nuestro sexo, cumplamos con ciertas labores y actividades que naturalmente nos corresponderían. De esta forma, los roles en base al género se implementan diferentes rubros productivos, como reproductivos; suele suceder que los primeros son ejercidos por hombres, en tanto proveedores del hogar. Los segundos permiten la continuidad de la vida familiar, en tanto se refieren a las labores no remuneradas como la crianza, la alimentación y la limpieza del hogar, labores y roles afincados en la mujer (Instituto Nacional de Mujeres (INMUJERES) & Instituto Nacional de Estadística, 2007, p. 4). Un franco proceso de cuestionamiento y cambio, entorno a estos dos puntos, se viene dando, tanto a nivel internacional, como también en el nacional.


Ya la idea de familia “tradicional” en la sociedad postindustrial se transformó, de acuerdo con Castells (1999, p. 42). Los roles que se detentaban en referencia al el sexo de los sujetos, quienes se agrupan en familias, ya no se cumplen según el modelo de tradicional. En muchos casos esto generó la disolución del grupo familiar, algo que para el autor acarreaba un problema más serio: no por las razones de porqué se disolvía (para el autor, la obviedad de la dinámica machista, las tramas de poder y la sublevación feministas fueron necesarias), sino que la estructura familiar —sea cual fuera— sirve como ‘parachoques’. Así, se convierte en una entidad capaz de estructurar al individuo, permitiendo que su inclusión en la vida social sea menos violenta (parecido a lo que Bordieu [1997] plantea con el término Hábitus).

Este proceso, de desestructuración de la familia ‘tradicional’, sin embargo, no ha sido homogéneo en todo el mundo: por el contrario, frente a las fuerzas que llaman por nuevas y variadas instancias familiares, surgieron a su vez múltiples movimientos que persisten en la revitalización de esta ‘única’ y legítima forma de agrupación.


Tensión en el Aprendizaje: de lo Presencial a lo Virtual


La PAHO (2020) considera el estrés como una respuesta “normal” frente a la incertidumbre que se presenta en diferentes situaciones. La pandemia de un virus desconocido sería, por ejemplo, una situación estresante. En el estrés confluyen diferentes factores que propician un mayor o menor grado del mismo: surgen disparadores (triggers) que pueden catalizar mayores y/o menores niveles del mismo. Estos disparadores presentes pueden ser estructurales y/o coyunturales a las situaciones estresantes.


Particularmente, el estrés generado por el proceso de aprendizaje, también conocido como estrés académico, ya existía previo a la pandemia. Este efecto, como dice Lilia González Velásquez (2020, p.167), era experimentado durante ciertos momentos, donde aumentaba durante épocas de exámenes o trabajos a presentarse. Los estudiantes aplicaban ciertas respuestas o mecanismos que buscaban adecuarse a la incertidumbre de la situación cambiante, intentando reestablecer el equilibrio emocional que el estrés ponía en tensión. Según Gonzáles (2020, p. 169) y su estudio efectuado en una universidad mexicana, el 60% de los estudiantes lograban la homeostasis sentimental, previo a la pandemia.


Las respuestas adoptadas por gobiernos frente a la llegada del virus, pueden considerarse como disparadores de mayores de niveles de estrés. La cuarentena, el distanciamiento físico y, por ello, la imposibilidad de cercanía física, generaron episodios de ansiedad y depresión (Palomino y Huarcaya, 2020; Cénat et. Al, 2021). Se ha mostrado que el estrés académico aunado a las respuestas gubernamentales ejercidas durante la pandemia, ha tenido como resultado la deserción del proyecto educativo de millones de estudiantes a nivel latinoamericano (Turkewitz, 2020).


Además, se encontraron otros elementos que han disparado los niveles de estrés: la falta de acceso a tecnología, internet y las capacidades necesarias para poder manejar estos elementos (González Velázquez, 2020; Estrada Araoz et al., 2021; Ticona, Vásquez y Zela, 2021; y Chávez Márquez,2021). Junto a estos estresores, las particularidades socioculturales también han marcado diferentes respuestas de los estudiantes: variables como sexo, edad y grado de instrucción de los padres de familia, parecen haber generado diferentes tipos de respuestas (estrés), frente a la situación generada por la pandemia. Esto es particularmente importante en tanto que podría significar un empeoramiento en las brechas socioeconómicas, donde estudiantes en casas de estudios públicos se han visto especialmente afectados por ellas (Gonzales, 2020, p. 170).


Se conoce que, por los registros del Ministerio de Educación del Perú, al 30 de septiembre del año 2020 había 174 mil estudiantes, a nivel nacional, que habían abandonado sus estudios superiores: es decir un 18.6% de un total de 955 mil universitarios, superando el 12% de deserción registrada durante el año 2019. La deserción en las universidades públicas llegó al 9,85 % y en las privadas al 22,5 % (Zavalaga, 2020). Es evidente que el costo de la educación superior es un factor explicativo relevante de la deserción.


Metodología


Se planteó una investigación exploratoria, buscando recopilar información primaria sobre cómo las medidas adoptadas por el gobierno central del Perú, para contrarrestar el avance del SARS-CoV-2, afectaron los procesos organizativos a nivel familiar y el aprendizaje de estudiantes universitarios en su primer año de haber ingresado a la carrera. La perspectiva metodológica adoptada fue cualitativa, con el uso de técnicas que permitieran la comunicación directa cara a cara, como fueron las entrevistas grupales virtuales.


Tomando en consideración que este trabajo se hizo durante una época en la pandemia cuando aún no se habían desarrollado las vacunas y, por ello, ni se había iniciado la vacunación en el Perú. Por esta razón las entrevistas grupales se hicieron de modo virtual (Google Meet). Esto permitió que estudiantes en diferentes partes del país se pudieran conectar, en tanto la territorialidad no fue un impedimento. La técnica de entrevista grupal permitió, además, tratar temas de cierta sensibilidad desde un espacio seguro: reuniones entre pares que logró promover una participación mesurada por un moderador; en este caso los profesores-investigadores se desempeñaron como moderadores.


Los estudiantes que participaron voluntariamente provenían, en su mayoría, del curso Sociedad y Cultura Peruana, de Estudios Generales. En total se formaron 6 grupos de 7 estudiantes. Cinco de los grupos entrevistados en la Universidad Nacional Agraria La Molina fue en el semestre 2020-I y otro más durante el semestre 2020-II. El 95 % de quienes participaron estaban en el primer año de estudio, la diferencia está dado por estudiantes de ciclos intermedios que se habían reinscrito en el curso.


Es importante mencionar el rol de moderador como uno de contención emocional. Las entrevistas propiciaron espacios donde estudiantes, además de brindar información, también generaron un proceso de ‘catarsis’ emocional: se permitió tratar temas que fueron de índole personal y familiar, en un ambiente informal y lejano al de su realidad, lo que les posibilitó el afianzamiento emocional con los hechos acontecidos. Esto sucedió en múltiples instancias al encontrarse con personas que pasaron por hechos parecidos: lograron sentirse identificados y representados con otras experiencias, a la vez que las suyas propias generaron un efecto similar. No se distinguió por género a los estudiantes, por lo que la convocatoria reunió a quienes estarían interesados en formar parte de las entrevistas grupales.


Todas las entrevistas se transcribieron, lo que permitió operacionalizar su análisis de forma textual: esto planteó un beneficio, en tanto permitió releer lo manifestado por todas las personas que participaron, si bien se deja de lado por ejemplo los significados atribuidos a otras formas de comunicación (silencios, guiños, muecas y otras expresiones)


El análisis se apoyó en una matriz de doble entrada, donde se colocaron los ejes temáticos en las filas y las respuestas en las columnas. De esta forma, se encontraron patrones entre las entrevistas transcritas: estas permitieron observar lo que había en común entre los diferentes grupos de estudiantes, lo que significa una continuidad en las experiencias vividas. Frente a esto hay también algunos puntos que muestran experiencias particulares, generándose también divergencias en las mismas experiencias.


Como parte del proceso analítico cualitativo, se establecieron 6 ejes temáticos y 16 subtemas en forma de preguntas, organizando la información recopilada en la matriz analítica que aparece en el siguiente cuadro:



Cuadro 1

Imagen del cuadro elaborado para el análisis de data cualitativa



Cuadro 1Esta matriz fue elaborada por el equipo de investigación



Dado que la cantidad de información generada con el proceso analítico es muy amplia, se abordarán solo dos ejes temáticos: nuevas prácticas en la vida cotidiana y familiar, y la afectación al desempeño académico. Se eligieron estos por la importancia que tienen los roles familiares para el desempeño académico de los estudiantes, encontrando una relación estrecha entre ambos temas.


Resultados: Análisis e Interpretación de los Datos


Efectos en la Vida Familiar: Prácticas, Emociones y Cotidianeidad

Nuevos Roles y Retos

En las nuevas prácticas de la vida cotidiana y familiar, salió a la luz aspectos de la relación emotiva familiar, donde los estudiantes compartieron cómo los diferentes miembros de sus grupos enfrentaron las medidas de restricción impuestas por el gobierno, a causa de la pandemia. Los aspectos más significativos, en la percepción de los estudiantes, han sido:


  1. la reasignación de roles entre padres e hijos

  2. la tendencia hacia una mayor igualdad de responsabilidades entre hombres y mujeres

  3. la aparición de nuevos ‘oficios’ de la casa

  4. el vivir entre la tensión-conflicto de los mayores (padres y hermanos), a la vez que también mostraban alegría de ‘volver a estar juntos’

Muchos padres y madres perdieron sus trabajos, especialmente durante las cuarentenas, como también luego de ellas. Se solicitaron a varios de los hijos universitarios, que hasta el momento se dedicaban exclusivamente al estudio, a buscar ingresos para sostener la vida familiar: algunos lo hicieron por cuenta propia. Algunos consiguieron trabajos fuera del ámbito familiar, mientras otros lo hacían en el negocio familiar en la casa.


Así, en el caso de Luis Fernando, la alternativa fue emprender un negocio familiar dentro de su vivienda casa. “En el tema laboral y económico, tuvimos la oportunidad de emprender un negocio que tanto mi hermano, mi mamá y yo atendemos, rotamos unos días yo en la panadería, otros días mi mamá, nos tratamos de dividir el trabajo”. En el caso de Jakeline, la alternativa económica fue dedicarse a atender la tienda junto con su mamá:


En mi caso, nosotros teníamos una empleada que cuidaba a mi hermana menor de 3 años, entonces se encargaba de ella y de mi hermana de 9 años. Yo casi no paraba acá porque estaba estudiando, mi mamá estaba en la tienda y mi papá estaba en su trabajo. Después de la pandemia, a los dos meses, la señora se enfermó y mi mamá tuvo miedo y le dijo: mejor descansa un mes, y ya luego vuelves.


En ese trayecto hubo un cambio brutal porque mi hermana menor, como la gente se amontonaba mucho, mi mamá necesitaba ayuda, entonces mi hermana y yo la ayudábamos casi todo el día, y de allí también como mi papá perdió su trabajo incluso ayudaba en la tienda. (Jackeline, entrevista grupal, 24/04/2021)

Esta situación se repitió en varias otras entrevistas, mostrando la vulnerabilidad en la que vivían muchas de las familias de los estudiantes entrevistados: una vulnerabilidad económica que ejerció presión sobre los estudiantes.


Esta situación se repitió en varias otras entrevistas, mostrando la vulnerabilidad en la que vivían muchas de las familias de los estudiantes entrevistados: una vulnerabilidad económica que ejerció presión sobre los estudiantes.


En otros casos, la dedicación al mundo laboral por parte de los estudiantes fue reemplazada por el acompañamiento a los hermanos menores, especialmente al requerir apoyo en su aprendizaje virtual. El relato de Flavia muestra esta ocupación:


En mi caso antes de la pandemia mi hermanito iba a clase como todos los niños, ahora sus clases son virtuales y en su escuela se quedaba hasta las 5:00 de la tarde; entonces no era muy común para empezar las tareas y ahora las clases se las tiene que presentar alguien, y como mi mamá no podía hacer todo eso sola yo le ayudo con eso, le muestro a mi hermanito los videos de su clase, le ayudo con la tarea, me encargo de sacar sus copias y también le ayudo a pegar las copias para presentar las tareas a las profesoras.


Cuando yo iba a la academia, antes de todo esto, yo me quedaba ahí todo el día, ahora todo el día estoy en casa. Cuando llegaba de la academia llegaba cansada, ya era bastante tarde y solo llegaba a cenar y a dormir; ahora como estoy todo el día aquí por lo menos en la noche lavo los servicios después de la cena y siempre veo a mis hermanos y a mis padres en general. (Flavia, entrevista grupal, 22/10/2020).

En la misma línea, Miguel brindó el siguiente testimonio:


…hasta julio yo también tuve que meterme a la cocina, he aprendido a preparar algunos segundos, sopas y ayudar más tiempo en estas labores domésticas por todas estas prácticas de bioseguridad en desinfectar los productos traídos, más limpieza y todo un conjunto de actividades y lineamientos. (Miguel, entrevista grupal, 24/04/2021)

A ello se agregó la responsabilización que la sociedad les hace por el cuidado de los mayores. La estudiante Lesly relata el nuevo oficio de su prima, una joven como ella:


Lo que también he visto es la nueva rutina, por ejemplo, en la casa de mi tía uno de sus hijos viene muy tarde de trabajar y ellos se ponen afuera, nadie entra a la casa con los mismos zapatos, cuando vienen de la calle, no importa si viene alguien a las 11:00 p.m. pero alguien tiene que salir a desinfectarlos y a mi prima le han elegido para que ella sea la que le desinfecta; ella tiene que levantarse a desinfectar a bañarlos en alcohol, es una rutina que ha cambiado porque antes no era así y sí he notado esos cambios. (Lesly, entrevista grupal, 22/10/2020)

En el caso de Angie, ella comenta haber asumido con especial dedicación la limpieza y la desinfección de las cosas traídas de fuera, donde se podría decir que tuvo un tinte casi compulsivo:


Mi hermana es la que comenzó a cocinar y ella es la que se encarga de la cocina, yo soy la que limpia. Tengo que hacer algo en la casa, asumo la limpieza, lavo servicios, también yo soy la que desinfecto todo, yo soy muy así…, desinfecto todo, limpio todo lo que es para comida varias veces. (Angie, entrevista grupal, 24/04/2021)

En ciertas familias, esta intensidad se ha visto ampliada, como en el caso de Iris:


Yo antes paraba estudiando desde la mañana hasta que regresaba a mi casa a las 8 de la noche, y cuando regresaba apoyaba a mi mamá al momento de servir la cena en todo. Pero ya cuando estoy aquí en mi casa (durante pandemia), prácticamente hago todo, desde la mañana hasta la noche, no me da tiempo. Mi mamá sale a trabajar y yo me quedo con mi papá y mis hermanos. Ahorita uno ya comenzó a trabajar y ahorita estoy con mis dos hermanos. Hay un cambio de roles, estoy más metida en la cocina, estoy pendiente de ellos, ayudo a hacer sus tareas. (Iris, entrevista grupal, 24/04/2021)

Tensiones a Nivel Familiar


Convivir más tiempo en la casa también es recibir fuertemente las alegrías, las tensiones y los conflictos de la vida familiar. Para los más pequeños, ver de modo permanente a sus padres es motivo de satisfacción, pues la mayor parte del tiempo de los mayores se dedicaba al trabajo fuera de la casa. Jakeline hace referencia a este hecho de la siguiente manera:


Mis dos hermanitas menores estaban emocionadas porque no comíamos todos juntos, por esa parte a mí me gustaba y a mi hermana también. Por eso nos mirábamos, oye ahora mira que vamos a comer juntas. Mi mamá y mi papá como que a veces no se soportan mucho, se estresaban, y recuerdo que, para la mitad de ciclo, mi mamá con mi papá tuvo una discusión porque la señora que nos ayudaba a nosotros no estaba viniendo esa semana, entonces la casa estaba desordenada.


Entonces mi papá comenzó a ordenar y empezó a botar muchas cosas, y a mi mamá eso no le gustó. Fue como que mi mamá ya estaba estresada de la tienda, entonces comenzó a renegar con mi papá, le dijo que no aportaba nada en la casa, y que ya estaba harta, que ella era el sostén económico de mi familia. Ella pagaba el alquiler, el agua, luz, internet, todo eso. (Jackeline, entrevista grupal, 24/04/2021)

La vida de los estudiantes universitarios se ha complejizado. Tener que adaptarse técnicamente a la enseñanza remota es solo una dimensión de los nuevos tiempos. Asumen ahora responsabilidades en la generación de ingresos, se han redoblado las tareas domésticas, asumen el acompañamiento del aprendizaje de sus hermanos menores, se están calificando en el oficio del cuidado sanitario como la desinfección y los cuidados especiales de prevención.

Todo ello dentro de un contexto que los hace responsables de las posibles enfermedades (y muertes) de sus padres y abuelos. La convivencia en la casa les trae el recuerdo de alegrías pasadas que se reunían en las comidas y en el ocio, pero también ven las tensiones producidas por los choques de personalidad y las exigencias mayores de la sobrevivencia económica. Sin duda, estos jóvenes requieren una universidad, es decir profesores, autoridades y trabajadores administrativos que sean empáticos y puedan comprender esta nueva realidad a la que muchos estudiantes se enfrentan.


Efectos en el Desempeño Académico Virtual


Tres temas surgieron del análisis sobre lo que los estudiantes experimentaron al ingresar a la universidad:


  1. Sensaciones o emociones por llevar clases vía remota y no presencial

  2. sdificultades técnicas o materiales en la virtualización de su educación

  3. afecciones al desempeño causado por la virtualización de sus clases

De acuerdo a un artículo publicado en la web del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, 2019) de los Estados Unidos, el estrés es una de las enfermedades que más se ha venido desarrollando en esta época de pandemia. Tanto adultos, como niños y niñas, han venido sufriendo episodios de estrés, manifestando comportamiento que puede ir desde dolores de cabeza hasta el consumo de diferentes tipos de sustancias (cigarros, alcohol, drogas, otras).


El estrés es algo que parece ser usual en la vida de estudiantes de la UNALM, aunque no hay data para poder asegurar esta aseveración. Sin embargo, en charlas más informales con estudiantes en ciclos anteriores, cuando aún se daban clases presenciales, el término estrés era algo cotidiano en las expresiones recibidas por parte de los y las estudiantes, especialmente durante época de exámenes (tanto parciales, como finales).


La mención a situaciones de estrés producto de la pandemia y la virtualización de la educación, expuso una serie de estresores (aquello que genera estas reacciones) que los estudiantes entrevistados reconocieron: para la modalidad virtual —en cuarentena—, se mencionó que la necesidad de repartir su tiempo entre sus estudios y sus tareas domésticas. Keyla, de 18 años, recuenta que “Cuando empezó la universidad fue un estrés tremendo porque se mezcló el trabajo con la universidad y mis actividades en casa...”. La distribución de las labores en el hogar, para varios de los entrevistados, supuso un aumento de la carga de responsabilidad a la que no habían estado acostumbrados a recibir.


Los niveles de estrés tampoco fueron percibidos iguales entre los estudiantes. Mientras algunos sintieron un aumento, otros dijeron que se sentían más relajados: la posibilidad de desarrollar cursos en casa ha impedido que deban realizar viajes, de larga duración, hasta la universidad. En sus casos, para acudir a clases que podrían comenzar desde las 8am (incluso hay cursos prácticos que inician labores a las 7am), tendrían que salir desde sus casas con 3 horas de anticipación, tal como lo sucedía a María de 21 años:


…no me tengo que levantar a las 4 de la mañana y tomar el ‘burro’ (vehículo provisto por la institución educativa para el traslado gratuito de los estudiantes, desde diferentes puntos de la ciudad) para llegar a tiempo a la universidad, tomar desayuno y estar puntual en clase. (María, entrevista grupal, 21/10/2020)


Enfrentar el estrés toma diferentes caminos. En algunas de las entrevistas grupales (en 2 diferentes), se encontraron los casos de 3 estudiantes que estaban evaluando tomar la decisión de dejar los estudios: los escenarios a los que sus familias se enfrentaban, las colocaba en una situación complicada a dos de ellas; la tercera no logró acomodarse al shock que la pandemia generó en su familia desde el inicio de las cuarentenas. Los tres casos eran mujeres.


En este último caso, la entrevistada se retiró durante el primer ciclo virtual que la UNALM logró llevar a cabo. Su decisión fue por un ‘bajón’ , en tanto le afectó el confinamiento y el traslado de su proceso de enseñanza a un espacio virtualizado. Su decisión no estuvo basada en problemas técnicos o materiales para lograr la adaptación.


Frente a la afección emocional sufrida, surgió un reconocimiento importante que dos entrevistadas (ambas mujeres) mencionaron: habían formado grupos de apoyo con compañeros de estudio, indicando que ellas sintieron que las ‘apoyaron bastante’. Entre los efectos de estos grupos de apoyo está el mejoramiento de su estado de ánimo y la de brindarles seguridad al tomar la decisión de mantenerse inscritas en clases. Esto no fue igual para la mayor parte de las personas entrevistadas.


Por otro lado, se mencionó el término shock como un concepto que describió el paso de clases presenciales a virtuales. Estos shocks pueden ser considerados como procesos momentáneos de reacomodo, relacionados directamente con el estrés sufrido para lograr la adaptabilidad.


Algunas razones identificadas para que estos shocks se pudieran dar fueron las siguientes:


  1. no saber cómo adaptarse adecuadamente a la virtualización

  2. el tener que mezclar trabajos universitarios con caseros

  3. las dinámicas de los propios estudiantes y sus familias

  4. la carga de trabajos impuestos sobre muchos estudiantes, al tener docentes que consideraron que tener clases virtuales les aliviaría el horario

  5. el estrés de no tener seguridad sobre lo que sería su futuro, más aún en relación con la pandemia; y una entrevistada que menciona

  6. la interacción social, y el contacto con sus compañeros y compañeras de estudio. Por ejemplo, María (21 años) comentó que: “No conozco a ninguno de mis compañeros”; mientras Flavia (23 años) aludió a que “(…) la enseñanza remota, es un poco fría porque antes era estar en un salón de clase, ver a mi profesor directamente, conversar con compañeros, para mí era mucho más sencillo de esa manera


Otro tema que mostró una respuesta emocional visible tiene que ver con el ingreso a la universidad. Para muchos estudiantes, este hito venía cargado con una expectativa que se había forjado en varias fuentes: historias de compañeros que ya ingresaron y que habían pertenecido a sus centros o institutos preuniversitarios; relatos que ellos mismos pudieron haber recogido de otras partes (el colegio o sus familias, por ejemplo); y sus propias aspiraciones sobre lo que sería su futuro profesional: “(…) las expectativas de ingresar eran súper altas; mis compañeros que ingresaron antes que yo, me contaban todas sus experiencia”.


Sin embargo, su ingreso estuvo marcado por el confinamiento producto de la llegada del SARS-CoV-2 a nuestro país. Sus expectativas se toparon con una realidad infranqueable: la posibilidad de ser contagiados con el novel virus. Esta posibilidad en sí misma es un medio que varios de ellos venían cargando y que se traducía, además, en otro estresor.


(…) imagino que para ellos (los cachimbos) habrá sido un shock totalmente llevar al inicio un ciclo virtual para empezar la carrera sin conocer sus centros federados, sin conocer sus áreas verdes, sin conocer sus centros de esparcimiento para deportes, natación. (Luis, 21 años)


(…) me contaban (mis compañeros ya ingresados) muchas cosas, tales cosas que quería vivir pero que todavía estaba en el CEPRE (centro preuniversitario de la UNALM). Iba a la universidad, veía y decía “algún día voy a estar caminando por allí. (Dany, entrevista grupal, 23/04/2021)

Más aún, para aquellos que habían recién ingresado, se les notó que el no poder cumplir esa expectativa generó malestar, desmotivación y desilusión para continuar con sus carreras. Algunos entrevistados cuestionaron si había tomado la decisión correcta en elegir la carrera que comenzaban a estudiar.

Sobre el segundo tema desarrollado durante este análisis, las dificultades técnicas y/o materiales durante la virtualización del aprendizaje, se puede comenzar por comprender la importancia que tienen las redes (el internet, por ejemplo) en nuestro mundo actual. Manuel Castells (1997, p. 14) llama una Sociedad Red:


(…) aquella sociedad en la cual las tecnologías, especialmente Internet, facilitan la creación, distribución y manipulación de la información, y en la que la interacción entre sujetos, empresas y estados a escala global, es esencial en las actividades sociales, culturales y económicas.

La cita nos permite considerar la importancia que tienen las redes virtuales, aquellas que se pueden originar o expandir mediante el internet, para el mundo postpandémico. De hecho, las interacciones en el aprendizaje, hoy en día, se han trasladado en su mayoría al espacio virtual. Esto es especialmente cierto para la educación en todos los niveles: desde inicial hasta superior. Dentro de este proceso de virtualización, se reconoce la existencia de una brecha en el acceso a redes digitales (Robles, 2017, p. 9) que permitirían la inclusión en esta Sociedad Red (Castells, 1997, p. 14).

El entonces ministro de Educación del Perú, Ricardo Cuenca, señaló que: “los hogares del país acceden a las tecnologías de la información y comunicación principalmente a través de equipos móviles” (El Peruano, 2021). En las entrevistas a estudiantes de la UNALM, varios participantes manifestaron el uso del celular al iniciar la pandemia: no había acceso a maquinaria o hardware para lograr un acceso diferenciado (de mayor maniobrabilidad para trabajos académicos, por ejemplo).


El acceso a redes digitales (la Sociedad Red) en las entrevistas aparece como una situación de precariedad material. Jazmín, de 22 años, relató que para ingresar a clases: “(…) me pude conectar con mi celular de datos, pero a veces se corta la señal, a veces no hay luz y eso me retrasa un montón”. La conectividad mediante celular no es tan segura como el tener disponible una laptop. Si bien hay celulares de alta gama que permiten desarrollar una gran cantidad de operaciones, su capacidad no parece estar al mismo nivel que una laptop.

De acuerdo a los datos del Ministerio de Educación, existen aún un gran número de personas que no logran acceder a medios digitales, mostrando un mayor sesgo en espacios rurales (9.9% tienen acceso) frente a los urbanos (47.4%). Para el proceso educativo en época de pandemia, esto tuvo que ser imprescindible de solucionar.


Para dos de las estudiantes entrevistadas que vivían en Lima antes de iniciar la pandemia, pero hicieron un retorno a sus localidades rurales cuando llegó el virus, el retorno a las localidades donde viven sus padres ha significado un problema de accesibilidad:


Entonces decidí regresar a provincia y estar con mis padres, pero el internet es el problema por la ubicación, perdía la ilación de la clase, por ejemplo, en las clases de química eran súper importantes y bueno entraba y salía de la clase hacía que pierda la secuencia de la clase, me daba un poco de cólera yo siento que baja tu rendimiento en el sentido que te desmotiva. (Yessica, entrevista grupal, 21/10/2020)

No deja de ser cierto que, tanto en espacios rurales como urbanos, siguen persistiendo brechas digitales. Un posible indicador que podría ser usado para determinar la ayuda necesaria a los estudiantes de la UNALM, sería ver en qué punto estarían ellos necesitando apoyo para poder, o digitalizarse, o continuar digitalizados. Esto no solamente supondría, entonces, el acceso a hardware (maquinaria) o wifi, sino de los recursos económicos para pagar el plan de internet necesario para lograr ese acceso.


La cita anterior, proveniente de una entrevista, también contempla algo más que no se desarrolló como parte de este análisis, pero que igual viene asociado con la situación material (el no acceso a medios para la virtualización). Las brechas no son meramente materiales, conllevan también efectos emocionales que pueden generar la toma de decisiones por parte de quienes las sufren: para varios estudiantes, significaría el persistir o dejar ciclos de estudio.

Se observa con preocupación la necesidad de lograr cumplir con el cierre de la brecha en el aspecto del ardware,h contemplando —por el hecho de requerirlo— un efecto psicológico que no se sabe si está siendo considerado. Por ello, sería importante que, al tratar estas preocupaciones con los estudiantes de la universidad, se contemple de forma integrada lo material y lo inmaterial.


Sin embargo, varios entrevistados reconocen que han logrado subsanar varios de estos impasses digitales. Se pueden resumir tres distintas modalidades en las que se resolvieron este impasse: la familia nuclear ocupa la primera; la familia extendida la segunda; y otras instituciones no familiares (la educativa) se ubica en la tercera. En torno a la primera (padres, madres, hermanos o hermanas), se recopilaron textos parecidos al siguiente: “Mi mamá me ayudaba emocionalmente, mi madre me decía que me concentre y no escuche lo que pasa allí afuera y bueno me prepararon un cuarto donde podía estudiar...” (Cielo, 23 años).


En torno a la segunda modalidad, por ejemplo, se encontraron las siguientes ideas:


(…) un mes antes de que empiece la universidad mi madre no pudo comprarme una computadora y fue complicado tratar de avanzar las clases sin ello, ya que yo tengo una PC que comparto con todos mis hermanos. Tuve que pelearme con mi papá para que accediera a comprarme una. No quiso y tuve que prestarme de mis tíos. (Keyla, entrevista grupal, 21/10/2020).

La última tiene que ver con la intervención de una institución externa. En este caso, relacionada a la misma universidad donde los estudiantes departen clases, se encontró la intervención directa de la casa de estudio en proveer materiales para la virtualización del proceso de aprendizaje:


Tengo que agradecer a la universidad porque recibí un mensaje de lo que viene a ser la implementación de los portátiles y fui a recogerlos porque de otra manera no iba a poder estudiar, sólo tenía el internet de mi abuelo y era inestable...la conexión internet se cortaba, era inestable. (Candy, entrevista grupal, 23/10/2020)

Por otra parte, también existen casos donde la institución tomó la decisión de no brindar materiales. La entrevistada adujo a que esto se debería al hecho que sus datos socioeconómicos, recopilados y dispuestos en el Sistema de Focalización de Hogares (SISFHO ), no coincidirían con lo reconocido como alguien en situación de pobreza o pobreza extrema:


Estaba muy preocupada, bien desesperada e incluso la asistenta social se comunicó conmigo y sucede que mis tíos me empadronaron en mi casa; y mi SISFOH no aparece como pobre o pobre extremo y la universidad no me financió la tablet. (Jazmín, entrevista grupal, 23/10/2020)

Para estudiantes que tienen relaciones familiares de apoyo y sostenimiento, este impasse puede ser algo llevadero. No es lo mismo para quienes tienen situaciones familiares complicadas, donde el poco trato o desconocimiento de miembros mayores a sus necesidades puede costarles la inscripción o continuidad en los ciclos académicos: la precariedad material está ostensiblemente ligado con la precariedad en los activos sociales (capital social) al que los estudiantes podrían o no tener acceso.


Finalmente, el desempeño de los y las estudiantes en la adaptación a clases virtuales se puede observar en torno al estrés que han tenido que soportar (y probablemente sigan soportando), algo que va más allá del hecho de atender las clases: el espacio doméstico, donde ahora reciben las clases virtuales, es también un espacio donde deben desarrollar un esfuerzo para lograr concentrarse. En el proceso de aprendizaje que estos estudiantes reciben, la vida familiar/laboral también se entremezcla.


Acerca de eso yo por ejemplo trato de esforzarme, pero al costado de mi casa hay una mecánica y mucho ruido, y cuando estaba, mucho antes que me dieron el portátil, mi familia hacía mucha bulla y seguían los gritos. (Candy, entrevista grupal, 23/10/2020)

De esta forma, hay una superposición de contextos que la virtualización ha generado. Esto se vuelve aún más complejo (por su particularidad), en tanto se sabe que no hay ninguna familia y vivienda igual a otra.


Conclusiones

La información cualitativa recogida nos permite vislumbrar ciertos patrones en los dos ejes propuestos a inicio del apartado anterior. En torno al eje de asignación de roles al interior de la familia, se encontró que varios de los entrevistados reconocieron la necesidad de dicha reasignación, en tanto el virus sirvió como una fuerza mayor que impulsó el cambio y que no estaba bajo el control de los estudiantes. Esta misma no parece haber generado tensión alguna al interior del grupo familiar; de hecho, en varios casos ha significado una oportunidad para poder adquirir nuevas habilidades, lo cual no supone que haya sido una transición sencilla.

Como dice Castells (1999, p. 57), el proceso hacia una mayor igualdad en las responsabilidades directas para la reproducción de la vida familiar antecedió a la pandemia. Este argumento es uno de los más fuertes para sostener la sencilla transición, en varios casos, de asumir responsabilidades al interior del hogar. No todos los casos fueron iguales: en algunos se reprodujo, por el contrario, la división marcada entre hombres y mujeres, asegurando a las segundas en el puesto reproductor (limpieza, cocina, cuidado de familiares).

La convivencia entre los miembros de familia se observó entre dos polos, con ciertos matices: aquellos estudiantes que vieron una oportunidad para poder convivir con sus familiares, algo que no se daba en épocas prepandémicas. Del otro lado, se observaron estudiantes que mencionaron que la cuarentena forzó una situación tensa y emocionalmente complicada. La medida adoptada por el gobierno central debería verse dentro de un marco estructural, donde la situación económica e interpersonal jugaron un rol preponderante para saber cómo las familias respondieron a esta situación. Tener una situación económica favorable no significó que los miembros familiares necesariamente “se llevaban bien”; pero sí implicó que había mayores argumentos para poder hacer frente a lo que ese grupo particular se enfrentaba.

En el segundo eje se observó información cualitativa direccionada hacia la situación educativa de los y las estudiantes entrevistadas. Nuevamente la estructura económica de las familias jugó una parte preponderante para proveer —o no— a los estudiantes de insumos necesarios para la transición hacia una educación virtual. Sin embargo, la relación interpersonal de los miembros de familia también afectó directamente el desempeño de los y las estudiantes. El estrés estuvo presente en casi todos los casos: curiosamente un solo estudiante mencionó no haber sentido estrés, sino más bien calma.

La disponibilidad de medios afectó emocionalmente a los estudiantes de diversas formas, entre las que se encontró desmotivación, ansiedad y depresión. De hecho, en algunas entrevistas se mencionó que esto ayudó en determinar la decisión de dejar de lado los estudios. Lo interesante es que los casos donde los estudios fueron dejados, implicó un posterior retorno a los mismos: ese espacio de salida sirvió para reorientar sus preocupaciones y prepararse para la transición hacia la educación virtual. El proceso educativo no se vio estancado, en estos casos, lo cual no significa que eso no haya sucedido en otras circunstancias.

Finalmente, el manejo de herramientas tecnológicas fue un proceso al que tanto estudiantes, como docentes, tuvieron que adecuarse. Muchos estudiantes se sintieron agobiados por la carga laboral dejada por algunos docentes, carga que además se añadió a la carga doméstica que la cuarentena exigió en asumir. Esto generó una serie de sensaciones que iban desde la mayor facilidad de desarrollar sus cursos, desde su hogar, sin tener que trasladarse distancias grandes hasta la universidad (varios estudiantes mencionaron que esto les facilitó la posibilidad de dormir más tiempo); y a su vez determinó que sintieran que su educación estaba siendo afectada, al no tener la posibilidad de efectuar sus prácticas, por ejemplo, en laboratorios: en la UNALM el trabajo práctico es presencial, al ser el espacio donde hay diferentes laboratorios disponibles. La virtualización de estos laboratorios no facilitó el aprendizaje de los y las estudiantes en las materias donde la observación in situ es una necesidad para la correcta ejecución del trabajo experimental que muchas de las carreras desempeñan.


Declaración de Conflictos de Interés


No declaran conflictos de interés.



Contribución de autores


Autor Concepto Curación de datos Análisis/ Software Investigación/ Metodología Proyecto/ recursos/ Fondos Supervision/ Validacion Escritura inicial Redacción: revisión y edición final

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Financiamiento


No aplica.

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