LENGUAJE, POLÍTICA Y DISCURSO EN LA NOCIÓN DE LO NACIONAL-POPULAR. UNA MIRADA DESDE LA CIENCIA POLÍTICA



Noé Hernández Cortez
Doctor de Investigación en Ciencias Sociales con mención en Ciencia Política. Docente-Investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Investigador Nacional Nivel 1. Perfil Prodep. Autor por correspondencia.
noe.hernandez@uaz.edu.mx
https://orcid.org/0000-0002-3079-1152




Ma. Cristina Recéndez Guerrero
Doctora en Sociología. Docente-Investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Investigadora Nacional Nivel 1. Perfil Prodep.
crecendez2001@yahoo.com.mx
https://orcid.org/0000-0001-5489-6998



Iván Jesús Manuel Soto Benítez
Maestrante en Ciencia Política en la Unidad Académica de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
ivansotobenitez@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-6482-2324



RECIBIDO: 30/01/2023

ACEPTADO: 07/04/2023

PUBLICADO: 12/05/2023



Como citar: Hernández Cortez, N.; Recéndez Guerrero, M.; Soto Benítez, I. (2023). Lenguaje, política y discurso en la noción de lo nacional-popular. Una mirada desde la ciencia política. Telos: Revista de Estudios Interdisciplinarios en Ciencias Sociales, 25 (2), 497-508.
https://doi.org/10.36390/telos252.17


RESUMEN


La noción de lo nacional-popular es un constructo teórico fundamental para explicar las “sociedades abigarradas” como denominó René Zavaleta a los contextos sociopolíticos de América Latina. Nuestra intervención teórica en este trabajo consiste en articular la noción de lo nacional-popular con el campo de la ciencia política, en particular, con la discusión sobre el lenguaje, la política y el discurso. El objetivo es incorporar lo nacional-popular en el terreno de la ciencia política contemporánea a partir de la dimensión discursiva, para explicar la constitución de las hegemonías políticas populares en nuestras sociedades. La ciencia política tiene una profunda y rica tradición intelectual en donde el lenguaje es el punto central de reflexión para el análisis político. Concluimos argumentando que lo nacional-popular es una noción fundamentalmente de carácter discursivo e histórico, dando paso a nuevos marcos explicativos para la práctica de la ciencia política en América Latina.


Palabras clave:
nacional-popular, populismo, lenguaje, hegemonía, ciencia política.

 

Language, politics and discourse in the notion of the national-popular. A look from political science

 

ABSTRACT


The notion of the national-popular is a fundamental theoretical construct to explain the "variegated societies" as René Zavaleta called the sociopolitical contexts of Latin America. Our theoretical intervention in this work consists in articulating the notion of the national-popular with the field of political science, particularly with a conceptual map that integrates the discussion of language, politics, and discourse. The objective is to incorporate the national-popular in the field of contemporary political science from the discursive dimension, which explains the constitution of popular political hegemonies in our societies. We emphasize that political science has a deep and rich intellectual tradition in which language is the central point of reflection for political analysis. We conclude that the national-popular is a notion fundamentally of a discursive and historical nature that can enrich the explanatory frameworks of political science that is made and practiced in Latin America.


Key words:
national-popular, populism, language, hegemony, political science.

 

Introducción


La Revolución Mexicana y los liderazgos carismáticos en América Latina fueron un factor clave en el modelo del Estado nacional-popular. Figuras como Cárdenas en México, Getúlio Vargas en Brasil y Perón en Argentina, fueron los que construyeron una política estatal con base en una articulación con los trabajadores, los sindicatos y organizaciones de masas de acuerdo con las particularidades históricas de sus respectivos países. El período de los nacionalismos populares deberíamos fecharlo según Enrique Dussel (2012) en el período 1910/1930-1955. Estos nacionalismos populares estuvieron apoyados por movimientos de masas, de tal forma que las relaciones entre el Estado y masas populares estructuraron la estatalidad en sus sociedades, hasta la crisis del modelo provocado por las presiones económicas internacionales del capitalismo central de los Estados Unidos, acompañado de asonadas militares que erosionaron lo nacional-popular en algunos países latinoamericanos.

Los proyectos políticos de los gobiernos nacional-populares se caracterizan por la aplicación de políticas económicas desarrollistas, basadas en la sustitución de importaciones, procesos de industrialización y priorización del mercado interno. Estas políticas hicieron posible que grandes sectores de la población tuvieran acceso al trabajo y a prestaciones sociales. Desde los años 50 hasta finales de los 80, el modelo funcionó correctamente en países como Argentina, Brasil y México, alcanzando tasas anuales de crecimiento en la región entre el 2.1% a 6.8% del PIB (Palma, 2012).

En este contexto, el objetivo de la investigación es incorporar lo nacional-popular en el terreno de la ciencia política contemporánea a partir de la dimensión discursiva, que explique la constitución de las hegemonías políticas populares en nuestras sociedades. Asimismo, se pretende avanzar en la constitución de una ciencia política en diálogo con las aportaciones del pensamiento crítico latinoamericano.

Hoy en día, la medición del rendimiento académico y su predicción mediante los factores que lo determinan, representan el tema central para muchas investigaciones en instituciones de educación superior.Para Tejedor y García-Valcárcel (2007), la mayoría de los estudios nacionales e internacionales sobre rendimiento estudiantil indican que los abandonos se producen en los primeros años de carrera, acentuándose en el primer año (en torno al 65% de abandono).

La metodología utilizada es el enfoque interpretativo de la ciencia política (Bevir, 2002). Esta consiste en seleccionar textos clásicos y modernos en lo relativo al pensamiento político y sus reflexiones en torno al lenguaje, la política y el discurso. Se destaca a lo largo del artículo la idea gramsciana de lo nacional-popular como un fenómeno político de carácter discursivo. Así, el criterio metodológico aplicado consiste en la selección de un corpus de textos del pensamiento clásico y moderno, identificando los argumentos en donde los autores desarrollan sus ideas sobre las conexiones entre el lenguaje, la política y el discurso.

De acuerdo con Pitalúa (2012), su estudio demanda de orden, método, claridad, precisión y concatenación perfecta del saber, requiriéndose una precisión en los conocimientos al momento de resolver problemas, utilizar el lenguaje de manera rigurosa y concatenada, necesitándose de un dominio en la comprensión, abstracción y memoria, es decir en las operaciones geométricas fundamentales.

El corpus de textos seleccionado consiste en diecinueve obras, a saber: textos clásicos como La Retórica de Aristóteles (1981) y Diálogos de Platón (1981). Entre los textos modernos se consultaron el Leviatán de Thomas Hobbes (2005); El Dieciocho brumario de Luis Bonaparte de Carlos Marx (1969) y La ideología alemana de Marx y Engels (1974). Sobre la construcción teórica entre el marxismo y lo nacional-popular se analizaron los siguientes textos de Antonio Gramsci: La formación de los intelectuales (1967); El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce (1971); Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno (1980); Cuadernos de la cárcel, Tomo 5 (1999) y Antonio Gramsci. Antología (2013).

Desde la perspectiva del pensamiento crítico latinoamericano la investigación se apoyó en las siguientes obras: Lo nacional-popular en Bolivia de René Zavaleta (1986); Hegemonía y estrategia socialista de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (2004) y La razón populista de Ernesto Laclau (2005). Asimismo, se consultaron los escritos de los comentaristas sobre Marx y el discurso como los artículos de Bob Jesop (1984) y Bob Jesop y Ngai-Ling Sum (2017), en el tema del discurso postmarxista y lo nacional-popular en América Latina se delimitó a las lecturas de Juan Carlos Portanteiro y Emilio de Ípola (1981) y Martín Retamozo (2018).

Con base en este criterio metodológico de la interpretación del corpus de textos analizados se argumenta que lo nacional-popular es uno de los conceptos clave de las ciencias sociales de América Latina desde una perspectiva crítica. Por tal motivo, la propuesta metodológica radica en trazar una ruta conceptual de la ciencia política en su reflexión sobre la política y el lenguaje, para posteriormente articularla con la teoría del discurso postmarxista de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (2004) y lo nacional-popular (Retamozo, 2018), abriendo la posibilidad para que la disciplina de la ciencia política oriente sus estudios a explicar los proyectos políticos nacional-populares, en su pretensión de constituirse en hegemonía en los países latinoamericanos.

Para llevar a cabo el objetivo de la investigación el artículo se divide en cinco secciones. La primera sección se compone de la presente introducción. Enseguida, se construye un mapeo conceptual en la ciencia política sobre la relevancia del lenguaje y el discurso en el análisis político. La tercera sección desarrolla las conexiones entre lo nacional-popular, el discurso postmarxista y la formación de los sujetos políticos. La cuarta sección analiza la constitución del Estado nacional-popular desde la perspectiva del discurso y el pensamiento crítico latinoamericano. Finalmente, se ofrecen las conclusiones de la investigación.


Lenguaje, discurso y política en la ciencia política


Los pensadores políticos de la tradición intelectual de la ciencia política, se han apoyado en el lenguaje para ofrecer los valores, principios éticos e ideológicos de su visión del mundo político, así como su interpretación del ejercicio del poder.

Platón, en sus Diálogos, particularmente en Cármides, nos muestra cómo el lenguaje o en este caso las palabras, tienen un significado diferente según el punto de vista de quien las usa, y estas palabras instituyen la polis, a través de los debates y la convivencia cotidiana. Así, las palabras como conceptos “transforman los comportamientos, por medio de ellos, la realidad” (Platón, 1981:316). El filósofo griego menciona de forma incipiente cómo el lenguaje es práctica política. Para Platón (1981) los buenos discursos son ensalmos para el alma: “el alma se trata con ensalmos, y de tales buenos discursos, nace en ella la sensatez” (Platón, 1981:333). Por eso en sus obras el rey-filósofo es quien domina las ideas, las virtudes y el lenguaje.

Aristóteles, en su obra La Retórica explica la importancia del lenguaje, la retórica e incluso la pasión, como instrumentos de la política. Nos habla de tres cualidades que debe tener un discurso: la primera cualidad es sobre los caracteres, la segunda las virtudes y en tercer lugar las pasiones, “de manera que acontece a la retórica ser como un esqueje de la dialéctica y de aquel saber práctico sobre los caracteres al que es justo denominar política” (Aristóteles, 1981:178-179). Así, para Aristóteles la retórica es política, es decir, el lenguaje como el instrumento esencial del quehacer político.

En el pensamiento moderno Thomas Hobbes en su obra clásica Leviatán también menciona al lenguaje, como uno de las invenciones más importantes de la humanidad. Le da su mérito a la imprenta, pero sin las palabras ese invento no serviría para nada. En el capítulo IV Del Lenguaje del Leviatán, se deja ir en alabanzas al lenguaje como una invención provechosa. Sin ella los hombres no se comunicarían entre sí, ni registrarían su paso por el mundo. Sobre el lenguaje Hobbes puntualiza “sin él no hubiera existido entre los hombres ni gobierno, ni sociedad, ni contrato, ni paz, ni más que lo existente entre leones, osos y lobos” (Hobbes, 2005:22).

Las aportaciones de Marx al campo de la economía política marcaron el pensamiento moderno. Pero poco sabemos del Marx estudiante de filología y retórica en la Universidad de Berlín. Tomó los cursos de estudios clásicos, filología comparada y antropología histórica. Jessop y Sum nos narran: “la gran tradición retórica que había asimilado en la escuela y en la universidad, Marx buscaba ayudar a las masas a desarrollar su propio lenguaje, su propio imaginario político, para poder expresar mejor sus necesidades y demandas” (Jessop y Sum, 2018:326).1

Para Marx y Engels el más poderoso efecto ideológico se sedimenta en el lenguaje, la conciencia práctica y otras formas de significación (Marx y Engels, 1974:102-231). Las relaciones entre los trabajadores y las relaciones de producción, esto es, las socializaciones dentro del sistema capitalista burgués son posibles gracias al lenguaje. En estas interacciones sociales se desarrolla la conciencia de clase, es decir, una identidad política instituyente de proyectos políticos hegemónicos. De esta manera, las ideologías sirven a intereses de poder y dominación. Los efectos ideológicos dependen en gran medida del uso práctico del lenguaje en los distintos contextos sociopolíticos.

El brillante análisis de la situación francesa bajo el liderazgo de Luis Napoleón Bonaparte en el “Dieciocho Brumario” nos muestra al Marx político, describiendo con lujo de detalles la situación previa al golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851 que puso fin a la República y culminó con la coronación de Napoleón III (Marx, 1969). Marx analiza cuidadosamente el uso del lenguaje en la política, la constitución discursiva de las identidades políticas y el rol de Luis Napoleón Bonaparte en las distintas formas de lucha política (Fairclough y Graham, 2002; Jessop, 1984).

Ejecutado el golpe de Estado, Napoleón III era sostenido por el ejército, el lumpenproletariado y pequeños propietarios rurales conservadores. “Pero la alianza no representaba un movimiento de clases, sino una fuerza nacional- popular para revivir el viejo legado glorioso de Napoleón Bonaparte” (Jessop y Sum, 2018:328).2 Esta descripción muestra el comportamiento de los políticos con sus máscaras de simulación, por eso Marx utiliza el término “puesta en escena” para describir el comportamiento político de Luis Bonaparte, porque asumía distintos roles según la circunstancia política, como un actor en una obra de teatro. Sin duda alguna, uno de los mejores trabajos de Marx en el plano del análisis político de coyuntura.

No debe sorprendernos el interés de Marx por el lenguaje. Como lo mencionamos anteriormente, la presencia del discurso en la ciencia política clásica ha sido una constante, logrando una evolución en las perspectivas teóricas en los estudios de la ciencia política contemporánea. Este constante diálogo ha enriquecido a la ciencia política hasta nuestros días.

Siguiendo la tradición marxista en los estudios sobre el lenguaje se encuentra Antonio Gramsci, quien también conocía la potencialidad del lenguaje para construir hegemonía a través de los intelectuales, así como el sentido común de las voluntades o masas populares. Para él, todos los hombres son filósofos, pero se necesita más que ese saber cotidiano para lograr la hegemonía, ese algo más sistemático se da través de la política (Gramsci, 1967; 1999). Por estas razones, considera crucial la participación de los intelectuales en el proceso de la construcción de hegemonía, porque son los encargados de lograr una nueva construcción política hegemónica con apoyo popular, al mismo tiempo que el discurso del líder carismático apela directamente al sentido común de la voluntad popular, a su sistema de creencias, simbolismos y cultura popular.

En este contexto, el pensador Ernesto Laclau se inserta en esta tradición del estudio del lenguaje, de la política y el discurso. Para él, el discurso es oralidad y práctica política. No se trata de las técnicas discursivas, ni de la mera acción verbal. “Nuestra noción de ‘discurso’ -cercana a los ‘juegos del lenguaje’ de Wittgenstein- implica la articulación de las palabras y las acciones, de manera que la función de fijación nodal nunca es una mera operación verbal, sino que está inserta en prácticas materiales que pueden adquirir fijeza institucional” (Laclau, 2005:138). Llegado a este punto, podemos señalar la importancia del discurso para analizar los proyectos políticos hegemónicos populares, constituidos históricamente en nuestras “sociedades abigarradas” como formaciones nacional-populares o populismos latinoamericanos.

En esta línea de pensamiento, Laclau es un crítico de las concepciones teóricas que reducen al populismo a un nivel de paria dentro de las ciencias sociales y lo utilizan de manera peyorativa para usarlo como descalificación política. Una crítica constante por los detractores del populismo radica en su concepción del fenómeno como vago e indeterminado, con un discurso dirigido a ninguna parte, sin destinatarios claros y lleno de retórica ya en desuso. Al contrario, no son defectos discursivos sobre la realidad, pues en determinados momentos y circunstancias históricas hacen posible la construcción de hegemonía para los proyectos políticos populares. Es un complejo de elementos en el cual las relaciones sociales juegan un rol constitutivo (Laclau, 2005).

La interpelación al pueblo mediante la acción discursiva del líder carismático hace posible la movilización y construcción de las identidades políticas. Así, el sujeto político se constituye por la interpelación de un discurso popular reactivando su sistema de creencias e imaginarios políticos. En términos de Laclau (2005) es la construcción de la identidad de “pueblo”.

A manera de hoja de ruta en la Tabla 1 mostramos la concepción del lenguaje y la política de los pensadores mencionados en este apartado.



Tabla 1.

Concepciones del lenguaje en la ciencia política


Teórico político Concepción del lenguaje en relación con la política
Platón El rey filósofo encarna las ideas y el dominio del lenguaje. El lenguaje posibilita los debates y la deliberación entre los ciudadanos que conforman la polis.
Aristóteles La retórica y el lenguaje como instrumentos de la política. Las pasiones políticas están articuladas en el arte de la retórica.
Thomas Hobbes Para comprender al individuo y al Estado parte del análisis de las emociones y el lenguaje en su obra Leviatán. Sin el lenguaje no hubiera sido posible establecer la sociedad, el gobierno y el contrato social, elementos indispensables para lograr la paz entre los hombres.
Carlos Marx La conciencia de clase y la ideología son posibles gracias al lenguaje. El aprendizaje de la retórica es fundamental para dar los elementos necesarios a las masas para que elaboren por sí mismos sus demandas. La ideología se estructura en el lenguaje.
Antonio Gramsci El lenguaje es esencial para construir hegemonía a través de los intelectuales y el sentido común de las masas populares.
Ernesto Laclau El discurso es escritura, oralidad y práctica política. El populismo se constituye en la retórica que estructura el orden social. El discurso es inherente al populismo que hace posible la constitución de la identidad política de “pueblo”.


Lo nacional-popular, discurso y sujeto político


Para Gramsci lo nacional-popular es “una forma de la realidad sociocultural producida y/o reconocida por una articulación entre intelectuales y pueblo-nación que, al expresar y desarrollar un ‘espíritu de escisión’ frente al poder, es capaz de diferenciarse de éste” (Portantiero y de Ipola, 1981:11). A la vez Gramsci menciona que “Toda política revolucionaria coincide con la expansión de una ‘voluntad colectiva nacional-popular’ y ella se liga con la producción de una ‘reforma intelectual y moral’” (Portantiero y de Ipola, 1981:11). A este proceso Gramsci lo denomina construcción de hegemonía. En lo referente al sujeto político colectivo, Gramsci menciona:


El Príncipe de Maquiavelo podría ser estudiado como una ejemplificación histórica del ‘mito’ de Sorel, es decir, de una ideología política que no se presenta como una fría utopía, ni como una argumentación doctrinaria, sino como la creación de una fantasía concreta que actúa sobre un pueblo disperso y pulverizado para suscitar y organizar su voluntad colectiva (Gramsci, 1980, p.10).

Estas concepciones políticas describen el proceso de construcción de un proyecto político hegemónico nacional-popular. Nos dice cómo las masas populares participan de los procesos políticos y son incluidas en los proyectos políticos populares. Todo esto se conecta con el discurso del líder carismático, la creación de esa fantasía o esperanza que es capaz de movilizar a las voluntades populares para la acción política. Para Retamozo (2018) existen las condiciones de posibilidad para articular la representación del discurso populista en lo nacional-popular:


Trabaja con elementos sedimentados en la cultura popular y los reelabora desde horizontes ético-políticos. Opera en un modo de reforma intelectual y moral contenida en un proyecto político. No es la mera captura de demandas (deseos, temores, preferencias, gustos), sino la producción de un discurso – como práctica, no como texto – que nutriéndose de alguno de esos contenidos (en ocasiones contradictorios) busca procesar la negatividad con la liberación como postulado. En ese punto el discurso populista encontrará una vocación de representación – conformación de lo nacional- popular (Retamozo, 2018, p. 32).

Como podemos observar, la presencia del discurso es fundamental en lo nacional-popular. Se trata pues, de cómo interpelar al sujeto político para lograr la movilización o acción política de las masas populares. El discurso puede apelar a la negatividad, es decir, a un problema o serie de necesidades para ser resueltas, aunque no se erradiquen por completo, por ejemplo: la falta de empleo, este no se soluciona con la obtención de trabajo en una maquiladora, pues se requiere que sea bien remunerado, en condiciones dignas y con prestaciones de ley.

Otra negatividad, como la corrupción, tiene como efecto la generación de injusticias contra las clases populares. Las voluntades populares se movilizarán porque tienen interiorizadas estas problemáticas sociales. Así, el líder populista incopora estas demandas populares a su discurso, para que luchen junto con él, y de esta manera lograr vencer a las fuerzas antagónicas al pueblo, en este caso las oligarquías corruptas y el modelo económico neoliberal. Esta movilización será coronada con la victoria del proyecto político y la recuperación del Estado nacional-popular.

El marxismo clásico sostenía, en cuanto a la revolución proletaria, que una vez tomado el poder estatal, era preciso iniciar la destrucción del Estado burgués y sobre sus ruinas construir uno nuevo. Gramsci tiene una visión diferente de la revolución: habla de transformar al Estado, no de abolirlo. Esta lucha por la transformación no será fácil, al contrario, será larga y tensa, pero valdrá la pena el sacrificio. Así, la estrategia política es la construcción de una voluntad colectiva y popular para tomar el poder del Estado, e iniciar su transformación económica y política. Gramsci apunta: “una reforma intelectual y moral no puede dejar de estar ligada a un programa de reforma económica, incluso el programa de reforma económica es precisamente el modo concreto en que se presenta toda reforma intelectual y moral” (Gramsci, 1999:17).

En esta línea argumentativa, para Laclau (2005) el discurso populista busca interpelar al pueblo como sujeto político, para ello el discurso populista estructura mitos y símbolos histórico-políticos. Aquí la presencia del líder carismático es crucial porque articula su discurso con las masas populares. De ahí “la importancia de considerar el discurso populista como el medio de producir significados y sentido performativo para construir lo nacional-popular, a través del sujeto político como expresión de las subjetividades políticas subalternas” (Hernández, Moya y Menchaca, 2021:43). Una vez estructurado el discurso con lo nacional-popular, y hecha la interpelación al sujeto político, éste comienza a movilizarse. Identificado el antagonista, se da inicio la lucha por la hegemonía del proyecto político encabezado por el líder carismático.


Antonio Gramsci ya reflexionaba sobre la importancia de la cultura, el conocimiento y el lenguaje para lograr la constitución de un proyecto político hegemónico. Así lo planteaba:


Me parece que se puede decir que “lenguaje” es esencialmente un nombre colectivo que no supone una cosa única ni el espacio ni en el tiempo. Lenguaje significa también cultura y filosofía (aun cuando en el orden del sentido común) y, por lo tanto, el hecho “lenguaje” es en realidad una multiplicidad de hechos más o menos orgánicamente coherentes y coordinados. Llevando las cosas al límite se puede decir que cada ser parlante tiene su propio lenguaje, esto es, un modo propio de pensar y de sentir. La cultura, en sus distintos grados, unifica una mayor o menor cantidad de individuos en estratos numerosos, en contactos más o menos expresivos, que se comprenden en diversos grados, etc. (Gramsci, 1971:31).

En este contexto de discusión, el discurso populista apela a los imaginarios colectivos, al sentido común, a las creencias, los símbolos culturales y políticos, al mito como lo concebía Sorel (1973). Un elemento vital de todo discurso populista son las emociones constitutivas del discurso del líder carismático, es decir, la interpelación a las masas populares a participar, a luchar, a construir el proyecto político de carácter hegemónico. Sobre las emociones en la política, Gramsci señala lo siguiente:


De ello se deduce la importancia que tiene el “momento cultural”, incluso en la actividad práctica (colectiva): cada acto histórico sólo puede ser cumplido por el “hombre colectivo”. Esto supone el logro de una unidad “cultural-social”, por lo cual una multiplicidad de voluntades disgregadas, con heterogeneidad de fines, se sueldan con vistas a un mismo fin, sobre la base de una misma y común concepción del mundo (general y particular, transitoriamente operante –por vía emocional- o permanente, cuya base intelectual está tan arraigada, asimilada y vivida, que puede convertirse en pasión). Si así son las cosas, revélase la importancia de la cuestión lingüística general, o sea, del logro de un mismo “clima” cultural colectivo (Gramsci, 1971:31).

La constitución de un proyecto político hegemónico nacional-popular no se puede explicar sin la presencia e influencia de las grandes movilizaciones y resistencias del pueblo a lo largo de su historia. La lucha política por la hegemonía pretende promover cambios políticos de carácter popular y una vez conseguidos, defenderlos. Coincidimos con Retamozo, cuando señala: “el discurso no es sólo el nombre del daño, sino una instancia en la producción de un sujeto político capaz de emprender o sustentar cambios políticos” (Retamozo, 2018:33).


La construcción del Estado nacional-popular


Gramsci define al Estado como “el conjunto de actividades prácticas y teóricas con que la clase dirigente no sólo justifica y mantiene su dominio, sino que logra obtener, el consenso activo de los gobernados” (Gramsci, 1999:186).

Los intelectuales y las masas tienen una relación particular, pues “todos los hombres son filósofos y para ganar la hegemonía se requiere vincular las filosofías espontáneas cotidianas con otras más sistemáticas a través de la política” (Gramsci, 1971:323-325). Es decir, la experiencia de las masas populares, sus creencias, valores y símbolos son importantes para la construcción de un proyecto político hegemónico nacional-popular, el papel de los intelectuales es explicarlas y justificarlas en un momento histórico dado.

El Estado nacional-popular consta de tres niveles: líder, intelectuales y masas. Para ser más específicos: hegemonía, cultura política y prensa; y movilización. Como hemos argumentado en el desarrollo del presente trabajo de investigación, el discurso es parte fundamental para lograr la constitución de un proyecto político hegemónico nacional-popular. No es suficiente contar con un líder carismático si este no se articula con las creencias, valores e imaginarios de las voluntades populares.

Entonces, para el despliegue de un Estado nacional-popular debemos tomar en cuenta al líder populista como factor de unidad y lugar de enunciación de un proyecto político con pretenciones de ser hegemónico. El discurso del líder debe interpelar al sujeto político. Vale decir: el líder no se baja al nivel de la masa, se siente parte de la masa, porque conoce sus carencias, sus desventuras, pero también identifica sus miedos, esperanzas y valores. A ese sentido común dirige su discurso. Las masas populares se sienten identificadas con el discurso político, les llama, los invita, los conmina a caminar juntos, a luchar juntos para lograr la recuperación del Estado y ponerlo al servicio de los desheredados por la larga noche neoliberal. Inspirados por las luchas de los grandes hombres de la historia, de la reciedumbre del pueblo ante momentos de crisis, logra la movilización de las masas populares para llevar a cabo la construcción de un proyecto político hegemónico nacional- popular.


Uno de los rasgos distintivos del líder populista es su intuición política. Sin esta cualidad no es posible ser considerado o autodenominarse cabeza o guía de ningún movimiento social o partido político. Esta herramienta, Gramsci la describe de la siguiente manera:


Ha de entenderse por intuición no el ‘conocimiento de los individuos’, sino la rapidez para conectar hechos aparentemente ajenos unos a otros y en concebir los medios adecuados al fin, para descubrir los intereses que están en juego y para suscitar las pasiones de los hombres y enderezarlas a una acción determinada (Gramsci, 2013:272).

La intuición política es una gran virtud, pero un buen líder también debe mostrar sus aptitudes en la organización, gestión y administración del proyecto. Se juzga por lo que se hace y no por lo que se dice, para utilizar los términos gramscianos. El líder no sólo piensa el proyecto, lo ejecuta, analiza sus potencialidades y debilidades, las reacciones a favor o en contra, todo lo tiene perfectamente planificado. Al respecto, el teórico italiano menciona: “todo gran político tiene que ser necesariamente también un gran administrador, todo gran estratega un gran táctico, todo gran doctrinario un gran organizador” (Gramsci, 2013:284).

Por qué la fijación con los líderes carismáticos? Para la mayoría de las personas, resulta atractiva la imagen del rebelde desafiante del orden establecido, que revoluciona las conciencias y logra interpelar a los críticos del statu quo. Todo esto tiene una explicación bastante coherente de acuerdo con Laclau: “existe en toda sociedad un reservorio de sentimientos anti-statu quo puros que cristalizan en algunos símbolos de manera relativamente independiente de las formas de su articulación política y es su presencia la que percibimos intuitivamente cuando denominamos “populista” a un discurso o movilización” (Laclau, 2005:156). Por estas razones, algunos liderazgos populistas son considerados como outsiders porque no pertenecen al bloque hegemónico y tienen un origen popular; y en otros casos es a la inversa, pertenecen al sector hegemónico y pueden crear una conexión con las masas populares. Una vez que el pueblo se constituye en sujeto político, se inicia la lucha por un proyecto político hegemónico, que busca transformar al Estado de su vertiente nacional-estatal a uno de corte nacional-popular (Portantiero y de Ipola, 1981:9).

Finalmente, los populismos no buscan la lucha de clases, sino la integración de las mismas hacia un proyecto de Estado nacional-popular. Es decir, son movimientos incluyentes. En este caso, en el siglo pasado no fue el socialismo quien movilizó y recuperó lo nacional popular, sino los populismos: “estos procesos populistas han sido indudablemente progresivos como movilización de antagonismos populares frente a específicos bloques dominantes; sabemos, por fin, que el socialismo a que aspiramos sólo existe como proyecto” (Portantiero y de Ipola, 1981:9). Pensar lo nacional-popular en este momento de coyuntura política en América Latina en que ganan elecciones gobiernos progresistas en Argentina, México, Colombia, Honduras, Bolivia, Perú, Chile y Brasil (Hernández, Soto y Recéndez, 2022), permite comprender la construcción de un Estado con bases populares para profundizar la democratización de la sociedad latinoamericana.


Conclusiones


La ciencia política contemporánea como disciplina de las ciencias sociales ha puesto el énfasis en los estudios de carácter empiricista, valorando principalmente los estudios en que los conceptos se “operacionalizan” para ser observados. Sin embargo, como hemos sostenido en esta investigación, desde la ciencia política clásica y moderna el punto incial de reflexión para el análisis político es pensar en la naturaleza del lenguaje, esto es, una visión constructivista del mundo social. En la antigüedad Platón y Aristóteles consideraron al lenguaje como una propiedad fundamental para explicar la política. En la modernidad Hobbes estableció que el lenguaje es esencial para construir al Estado y por consiguiente al contrato social para la paz de la sociedad. El marxismo no fue ajeno al estudio del lenguaje. Conceptos como ideología y conciencia de clase son de acuerdo con Marx productos sociales cuyo sustrato es el lenguaje. En esta línea argumentativa, encontramos el pretexto para conectar la reflexión sobre el lenguaje en la ciencia política con el marxismo de Gramsci, Laclau y Mouffe para introducir una discusión teórica con el concepto de lo nacional-popular.

Nuestra apuesta es avanzar en la discusión sobre el lenguaje y el discurso en la ciencia política, con el propósito de encontrar el campo epistemológico propicio para articularlo con la noción de lo nacional-popular propio de nuestras “sociedades abigarradas” de América Latina (Zavaleta, 1986). Asimismo, una primera aproximación desde el discurso postmarxista y lo nacional-popular permite actualizar categorías políticas fundamentales, que potencialmente puedan explicar e intervenir en la discusión política sobre la forma en que nuestras sociedades se organizan políticamente en torno al campo popular, abriendo el camino hacia un área de investigación fructífera para construir una ciencia política desde nuestras realidades políticas latinoamericanas. Por último, las nuevas vertientes del pensamiento político latinoamericano del republicanismo, la democracia plebeya, el populismo y lo nacional-popular (Biglieri y Cadahia, 2021; Cadahia, Coronel, Guanche y Stoessel, 2020), puede ser la constelación teórica que explique las luchas políticas populares de los actuales gobiernos progresistas en nuestra región.


Declaración de Conflictos de Interés


No declaran conflictos de interés.


Contribución de autores


Las causas relacionadas para explicar el bajo rendimiento académico son diversas y plurales, incluso asociadas con la edad en que ingresan los estudiantes a la universidad, la selección de su carrera, sus habilidades y motivación. No obstante, los jóvenes estudiantes en pocas oportunidades están conscientes de su responsabilidad en su posible “fracaso académico” y suelen responsabilizar a la institución ya sus profesores, especialmente en cátedras como Geometría, área de la matemática que exige para su comprensión: estudio, orden, rigurosidad, y un trabajo dedicado y continúo.

En el momento en que el estudiante no admite su compromiso académico y no adopta una actitud crítica frente a sus deberes universitarios se genera un fracaso reiterativo y puede crearse un rechazo hacia el objeto de conocimiento incluso hacia su entorno universitario. En consecuencia, las instituciones universitarias se ven en la necesidad urgente de reflexionar sobre su responsabilidad en esta realidad e implementar estrategias para mejorar y buscar soluciones factibles conformes a la calidad de la educación.

Tomando en consideración lo que la literatura manifiesta sobre el análisis del bajo rendimiento académico de los estudiantes, la cual involucra las capacidades, aptitudes y la motivación con que cuenta el individuo para la búsqueda del saber, parte de estas características estuvieron contenidas en los factores personales, los cuales se relacionaron con las habilidades tanto sociales como comunicativas e incluso cualidades personales que comprenden comportamientos verbales y no verbales.

Aspectos como la ansiedad, que producen las evaluaciones antes y durante la misma, puede ocasionar bloqueos al estudiante, confusión y temor en sus decisiones al momento de responder cualquier pregunta durante la prueba, asuntos relacionados con su vida afectiva y de relaciones de pareja, la manera en cómo puede afectar haber sufrido algún duelo, una ruptura amorosa durante su proceso formativo también resultaron relevantes. Finalmente, la motivación; en la que se hace referencia a la promesa de lucro al culminar su carrera, el reconocimiento social y familiar, el cumplimiento de objetivos personales o familiares, entre otros.

Con respecto a los resultados de esta investigación, los mismos señalan que los factores personales medianamente intervienen en el bajo rendimiento de los estudiantes de geometría, siendo los datos personales los de menor intervención, los cuales incluyen: género, edad, estado civil, escuela que cursa. Mientras que, las habilidades constituidas por: las comunicativas, sociales y cualidades personales, cuentan con una mediana intervención aunque los estudiantes se perciben positivamente en cuanto a sus habilidades sociales, su vida afectiva y sus relaciones con compañeros, siendo reservados al exponer sus asuntos personales y en considerar a sus compañeros como amigos.

Además de ello, resultan ser pésimos a la hora de planificar y utilizar el tiempo de manera efectiva. Por lo tanto, se genera una limitante en su desempeño académico, pues con la óptima utilización de los recursos educativos, y el tiempo es parte de ello, se lograría una mayor eficacia en el proceso de aprendizaje.

La motivación para seguir estudios universitarios resultó tener una intervención mediana; sin embargo hay que destacar que las razones que tienen alta intervención en el bajo rendimiento son “a perder el tiempo” y “porque tengo beca o subsidios económicos”, lo que lleva a interpretar que estos estudiantes necesitan mejores incentivos y tener un mayor compromiso individual para llevar sus estudios con éxito. Por último, las vivencias o situaciones personales significativas que incluyen duelos, rupturas amorosas y quiebra económica aunada al establecimiento de una relación en pareja durante su permanencia en la universidad, representan los factores con mayor intervención en el bajo rendimiento académico.

En líneas generales, el rendimiento académico es el resultado del complicado universo que rodea al estudiante, y representa un indicador de la eficiencia de un sistema educativo en cualquiera de sus niveles, pues suministra la información necesaria para activar cualquier proceso evaluativo requerido para lograr una educación de calidad. Desde un punto de vista práctico, se suele asociar rendimiento académico con calificaciones o notas, para lo cual están presente múltiples determinantes o factores que influyen en el mismo, los cuales pueden ser inherentes al alumno, al profesor y a la institución educativa.

De acuerdo con el manejo de las calificaciones y en la mayoría de las instituciones universitarias se ha señalado que el rendimiento académico se puede clasificar de bajo, medio y alto. Existen estudiantes de bajo rendimiento que trabajan por debajo de su capacidad en todas las materias que cursan y otros que solo lo hacen en algunas. Este último es conocido como bajo rendimiento especifico y se puede generar por problemas específicos en el aprendizaje o bien como consecuencia de alguna experiencia traumática.

En este sentido, se concluye, que con esta investigación se obtendrá información valiosa para la planificación e implementación de estrategias de apoyo académico y propuestas para mejorar el aprendizaje facilitando la retroalimentación en los procesos de enseñanza-aprendizaje; optimizando el rendimiento académico de los estudiantes de geometría. Aun cuando, existen una serie de factores determinantes a considerar para el análisis del bajo rendimiento académico, el presente artículo representa un buen acercamiento para explicar una parte de este análisis, de allí la necesidad de profundizar en el perfil del estudiante de geometría para luego poder determinar los factores que afectan directamente a su rendimiento y crear programas de intervención para mejorarlo.

Por tal razón, se sugiere al Departamento de Matemática de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Zulia llevar a cabo investigaciones sobre las causas del bajo rendimiento académico de estos estudiantes abordando todos los factores involucrados e implementar las soluciones convenientes para solventar en el menor tiempo posible estas dificultades realizando un seguimiento a los mismos; obviamente con la colaboración de los docentes, las autoridades y principalmente del estudiante, como centro del proceso educativo. Por otro lado, este estudio no intenta ser concluyente sólo pretende apoyar el análisis del bajo rendimiento académico universitario en Venezuela.


Contribución de autores


Auto Concept Curación de dato Análisis/ Softwar Investigación/ Metodologí Proyecto/ recursos/ Fondo Supervision/ Validacio Escritura inicia Redacción: revisión y edición final
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Financiamiento


“Los partidos populistas de izquierda en América Latina: perspectivas teóricas y casos” con número de registro UAZ-2020-38109 de la Universidad Autónoma de Zacatecas.


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